Príncipe ¿Azul?

25 de septiembre de 2016

¿Qué pasa cuando el amor de tu vida está tan lejos que ni siquiera podés imaginarte lo que es el amor?¿Qué haces si tu “príncipe azul” nunca llega? Quizá, ¿conformarte con uno de otro color como naranja o verde?.
Martina fue la típica niña que busca a su media naranja sin descanso. Creció con las películas de Disney donde el valeroso héroe realizaba las más grandes hazañas y vivía sus mejores aventuras para salvar a la indefensa y delicada princesa. Pero a los veinticinco, finalmente se cansó, y dejó de buscar. Decidió que era momento que ella viviera sus mejores aventuras. Quería amarse a sí misma. Ser exitosa y feliz por sus propias acciones y no por la de un hombre salvador.
Así, a los treinta, tenía su propia repostería. Siempre le gustaron las cosas dulces aunque no se le notaba en su esbelta figura. Su local, “La princesa rebelde”, era reconocido por hacer los mejores postres de todo el pueblo. Dentro había ocho personas trabajando para ella y ayudándole a cumplir con los pedidos a tiempo. Durante seis años ni siquiera había pensado en tener novio, por eso luego de cumplir treinta y uno no notó a aquel hombre acercándose a su vida.
Mateo era un cliente frecuente, iba todos los sábados a la una de la tarde, cuando ya no había tanta gente y Martina estaba en el mostrador atendiendo. Pasaba media hora en el local, intentando crear alguna conversación interesante entre los dos y averiguar cuáles eran los gustos de aquella encantadora mujer. Luego de exactamente veinticinco sábados, Mateo se animó a invitarla a cenar, empezando una relación más fuerte entre ambos.
Juntos vivieron aventuras que no podrían haber vivido separados. Todos los fines de semana iban a escalar y visitaron los países y lugares más exóticos. Mateo ayudaba en el negocio pero la que claramente estaba a cargo era Martina y todos los sabían. ¿Pero era su relación tan perfecta como en las películas? ¿Era Mateo un príncipe azul y Martina una delicada princesa?
La respuesta creo que ya la sabes: no. Todas las semanas tenían alguna nueva discusión. Si no era por el color del que iban a ser las paredes del dormitorio, era por la cantidad de horas que trabajaban en la repostería. Pasaban horas gritándose para luego estar horas sin hablarse. Pero en toda relación hay discusiones, no son perfectas. Su belleza estaba en ser completamente imperfectos, aceptarlo y superarlo juntos.

De esa manera construyeron una relación más fuerte que la de ningún príncipe azul o princesa. Estaban juntos porque se amaban más allá de los problemas y no por el hecho de que él la había salvado a ella. Quizá el amor no es algo que se busca. Quizá el amor es algo que te encuentra. Que te agarra de sorpresa, cuando menos lo esperás y te hace vivir cosas que solos nunca podríamos vivir. Martina finalmente encontró a su príncipe pero, ¿era azul?.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario