Cumpleaños

2 de octubre de 2016

Hoy cumple años mi prima así que mi mamá tuvo la maravillosa idea de invitar a toda la familia a casa. Si alguna vez estuviste en alguna reunión familiar sabrás que lo de “maravillosa” es una completa mentira. Y si nunca estuviste en una, las posibilidades de que seas extraterrestre o un vampiro son muy grandes, lo que me parece genial! Me encantaría ser vampiro para ser inmortal. Mamá siempre se ríe cuando le cuento eso y me dice que deje de ver películas. ¿Por qué los adultos siempre se ríen cuando les contamos algo?
En fin, todas las reuniones es lo mismo: una hora antes de que todos lleguen, mi mamá se pone muy nerviosa. Corre por toda la casa limpiando cosas que la gente ni siquiera va a mirar y cada dos pasos grita que no le alcanza el tiempo para preparar todo. No entiendo por qué no empieza a preparar las cosas ocho horas antes, quizá así le alcance el tiempo, aunque probablemente no. Yo intento esconderme en algún lado así piensa que estoy acomodando mi habitación porque si me ve empieza a gritar que le ayude, que nunca hago nada y que guarde todos mis juguetes, pero yo no tengo ganas de hacer eso.
A la  hora en que deberían llegar todos, mamá empieza a insultar y a decir palabras que yo no entiendo pero que me dijeron que nunca repita, así que no las puedo escribir. Cuando la mesa está lista ella le saca una foto con el celular como si fuera algo interesante y después se va a vestir y se pone muy linda. Como todos llegan tarde tenemos tiempo de sentarnos y relajarnos unos minutos.
El orden de llegada siempre varía. Hoy llegó primero uno de mis tíos con su esposa. Les gusta reírse mucho y hablar muy fuerte aunque casi nunca entiendo de qué hablan pero sonrío para no quedar mal. Después de ellos llegó la vecina, que es amiga de mamá. Nunca sé por qué viene pero me cae bien porque ella no grita sino que habla bajito entonces no me pone nerviosa. Cuando la picada se estaba por acabar, (puede que yo haya ayudado con la desaparición de los maníes), llegaron mi otro tío, su esposa y su hija, la cumpleañera. Todos empezaron a gritar, abrazarse y a hablar muy fuerte, lo que hace que quiera ir corriendo a mi habitación y encerrarme ahí en silencio. Ahora entiendo a mi maestra cuando se queja de que mis compañeros gritan mucho en el aula.
No pienses que no me gusta mi familia. Los quiero mucho y me hacen reir pero es tan incómodo cuando, después de no verte por meses, te preguntan “¿Qué hay de tu vida?””¿Algún noviecito?””Estas tan grande!, ¿En qué año estás?”. Me siento interrogada por el FBI. ¿En Argentina también se llama FBI?. Debería averiguarlo.
Mi mamá siempre hace sus mejores platos para las reuniones y el resto también trae comida. Hoy no fue la excepción así que apenas cabían los platos. Lo malo es que por más que todos coman hasta que les duela la panza, va a sobrar comida para una semana más. Una semana comiendo matambre de cerdo con diez variaciones distintas de ensalada. Nada emocionante.
Hacia el final de la reunión todos empiezan a estar más callados y los más grandes se empiezan a dormir. Yo también tengo sueño pero trato de disimularlo para no quedar mal. De a poco se van yendo, como si les diera vergüenza tener que despedirse. Cuando por fin quedamos mi mamá y yo solas en el comedor ya no es más el cumpleaños de mi prima. Es otro día, común y corriente, como cualquier otro.

El silencio que deja la ausencia de las personas es un silencio muy especial. Podés escuchar las risas, las conversaciones sin sentido y los gritos que ya no están. El silencio se adueña tan rápido del lugar y es tan fuerte que rebota en las paredes y tengo que admitir que me encanta. Siempre después de una reunión me quedo sentada un rato escuchando ese silencio que me calma antes de finalmente irme a dormir.

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