[Cuento]Espíritu navideño

23 de diciembre de 2016

Todo el mundo había armado el arbolito de navidad y lo tenía decorando sus casas hace una semana excepto en la casa de los Rodriguez. La madre estaba en el living mirando un reality show, dejando escapar una risa de vez en cuando. Los hijos estaban en sus habitaciónes ambos mirando las fotos de instagram. Ya nadie subía fotos del arbolito por lo que nada les recordaba que en su casa no estaba armado.
Los chicos estaban tan absorbidos por el celular que no se dieron cuenta que su madre había sacado el árbol de adentro del armario y empezaba a armarlo en el living.
-¿Me ayudan?
El más grande se puso los auriculares para que no lo molestaran y empezó a ver videos en youtube. La más chica, que ya tenía quince años, dio vuelta los ojos pero se levantó para ayudarla.
-Vos ponele las luces, a mi no me gusta.-La chica aprovechó para revisar su celular y mandar fotos a sus amigos y a facebook para mostrarles lo tarde que lo estaban armando.
-¿Ahí te gustan?
-Si.-la hija ni siquiera miró las luces pero la mamá estaba sonriendo, acordándose de hace unos años cuando sus hijos se volvían locos poniendo las luces. Quedaban todas en la base porque no llegaban a la punta pero ella no nunca quería modificar el trabajo que habían hecho sus hijos.
En silencio fueron poniendo las bolas navideñas. Las más grandes abajo y las más pequeñas arriba. Todas eran rojas o doradas pero había en la caja una sóla que era azul
-Esta es horrible.-dijo la hija tirándola al fondo de la caja.
-Esta la elegiste vos cuando tenías seis años.
-¿Por qué la compraste si no combina?
-Por que la habías elegido vos y ese año era tu turno de elegir el adorno nuevo.-Con amor la puso en una de las ramitas mientras su hija suspiraba sin paciencia y le contaba a sus amigos la historia de la bola horrible.
-Llamá a tu hermano para que ponga la última bolita
-¿Para qué?
-Así participa...andá llamalo
Desganada fue y trajo a su hermano que tampoco mostraba mucha emoción por el arbolito
-Les quedó lindo, ¿qué pasa?
La mamá le dió una bola que quedaba para que pusiera donde quisiera. Aún con un auricular en una oreja, la puso en una rama libre que había y se estaba por ir cuando su mamá lo frenó.
-Tenemos que poner la estrella todos juntos

Entre los tres colocaron la estrella y mientras lo hacían vieron la felicidad de su madre. Por fin estaban haciendo una actividad todos juntos. La sonrisa de la mujer era contagiosa y no pudieron evitar sonreír. Por unos minutos se olvidaron del celular y notaron el amor de su madre a la que decidieron abrazar lo más fuerte que pudieron y llenarla de besos.

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